En un Allianz Arena deslumbrante, el PSG no solo conquistó la Champions League, sino que dejó huella al despedazar al Inter de Milán en lo que se podría calificar como una masacre futbolística. Bajo la dirección de Luis Enrique, el equipo francés mostró una maestría ofensiva inigualable, convirtiendo la esperada final en un monólogo.
Desde el inicio, el PSG demostró que no estaba allí solo para participar. Hakimi abrió el marcador a los 12 minutos con un gol antológico que jamás se debió permitir, casi como de un partido de baby fútbol. Poco después, Doué amplió la ventaja a 2-0 tras un rebote que dejó al portero Sommer sin opción alguna.
Si los primeros compases del juego insinuaron un ambiente tibio, pronto quedó claro que el equipo francés no estaba para contemplaciones. Con un tercer gol a manos de Doué en el minuto 63 y el cuarto a cargo de Kvaratskhelia en el 73, la contabilidad se convirtió en un 4-0 que quedó grabado en la memoria. Finalmente, Mayulu selló el destino en el 86, estableciendo el 5-0 final.
Este título no solo es un logro para el PSG, sino un golpe que resuena en el continente europeo, marcando por primera vez que la ansiada Orejona volará hacia Francia. La fortaleza ofensiva del PSG ha dejado a todos sorprendidos, y Luis Enrique se erige como uno de los técnicos más destacados del fútbol actual.