El asalto al Regimiento N.° 2 Maipo, ocurrido el miércoles, ha puesto en evidencia no solo el robo en sí, sino las preocupantes deficiencias de seguridad que lo rodean. Esto se hace aún más relevante al considerar que días antes de este incidente, un grupo de desconocidos había intentado ingresar al regimiento de manera fallida.
La madrugada del sábado 31 de mayo, residentes en Avenida Gran Bretaña frustraron un intento de ingreso a la instalación militar. Este incidente no se concretó, pero llamó la atención de la Fiscalía, que ahora investiga una posible conexión con el asalto más reciente, donde al menos diez hombres lograron agredir a dos conscriptos y robar dos fusiles de guerra, junto con sus municiones.
El fiscal Sergio Moya ha señalado que es probable que se trate de la misma banda organizada, dado que el modus operandi indica un objetivo claro: el armamento del regimiento. Las críticas no solo se centran en la seguridad del recinto, sino también en las carencias en sus alrededores, como la falta de vigilancia en la iglesia que se encuentra muy cerca, destacando que “hay bastante escombro ahí”.
Como consecuencia de este preocupante escenario, la ministra de Defensa, Adriana Delpiano, ha convocado a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas para discutir exactamente cómo se puede mejorar la protección no solo del Regimiento Maipo, sino de todas las instalaciones militares a nivel nacional.
Este reciente robo se suma a una serie de incidentes similares en otras instalaciones militares, incluido el asalto al Centro de Entrenamiento del Fuerte Aguayo, donde se registró un robo de municiones y fusiles en febrero. Esta oleada de asaltos pone en tela de juicio la capacidad de las autoridades para garantizar la seguridad en sitios estratégicos.
La Fiscalía continúa investigando y ha señalado que los robos tienen la finalidad de alimentar el mercado negro. Cada día que pasa, aumenta la preocupación sobre la seguridad en el ámbito militar y la efectividad de las medidas de protección actuales.