Por larespuestacl 
La ley corta de isapres buscaba atender un fallo que obligaba a las aseguradoras privadas a aplicar nuevas tablas de factores a todos sus afiliados y devolver cobros en exceso. Sin embargo, durante la redacción del proyecto, Camilo Cid, director de Fonasa, propuso una nueva herramienta: la Modalidad de Cobertura Complementaria (MCC). Este seguro voluntario permitiría a los afiliados de Fonasa acceder a prestaciones en clínicas y centros privados, financiado con un 7% más una prima plana.
Desde el inicio, las críticas no se hicieron esperar. Parlamentarios de oposición señalaron que la falta de prestadores y el coste incierto de la prima harían difícil la viabilidad del seguro. A pesar de aprobar los artículos relacionados, expresaron sus inquietudes. Como comentó el senador Sergio Gahona (UDI), había más dudas que certezas sobre la efectividad de esta iniciativa.
Paula Benavides, presidenta de Espacio Público, advirtió que la MCC podría no resolver la crisis de las isapres y sugirió que requería cambios estructurales más profundos. Su predicción se cumplió: después de diecinueve meses, el proceso de licitación fue declarado desierto.
La Asociación de Aseguradores de Chile enfatizó que la falta de beneficiarios y la baja capacidad hospitalaria de los prestadores fue clave para el fracaso. Alejandro Alzérreca, presidente de la asociación, había avisado que sin una red adecuada, el seguro no funcionaría. Expertos del sector confirmaron que la oferta escasa y el escaso interés en la cobertura médica privada hicieron que la MCC resultara poco atractiva.
Asimismo, la incertidumbre reinó durante el proceso de licitación, donde se enviaron más de 560 preguntas sobre la cobertura y la red de prestadores. A pesar de asegurar que había un alto interés, los resultados fueron desalentadores.
Por último, la voz de los profesionales médicos se alzó para denunciar que no fueron convocados a participar en la creación de la MCC, lo que podría haber contribuido a su falta de atractivo. En resumen, la MCC se encuentra en una encrucijada y es evidente que más que una solución, representa un gran reto para el sistema de salud chileno.