21 Ago 2025, Jue

Elecciones en Bolivia: con Evo proscrito y el MAS dividido, la derecha busca volver al poder sin un golpe de Estado

Comité Editorial La Respuesta

Este domingo 17 de agosto de 2025, Bolivia celebra elecciones generales para elegir presidente, vicepresidente y parlamentarios para el periodo 2025-2030, en un contexto de profunda crisis económica y fragmentación política. Estas elecciones marcan un momento crucial, con la posibilidad de un cambio hacia la derecha tras casi 20 años de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que lideró Evo Morales y lo llevó a la presidencia desde 2006. La jornada electoral, caracterizada por una alta polarización y un significativo porcentaje de votantes indecisos, refleja los retos de un país que enfrenta inflación de dos dígitos, escasez de combustibles y una economía debilitada.

Un total de 7.567.207 bolivianos mayores de 18 años figuran habilitados para votar en el país, junto con 369.308 en el exterior, quienes solo eligen al binomio presidencial. Las elecciones incluyen la renovación de 36 escaños en el Senado y 130 en la Cámara de Diputados. Según la Constitución de 2009, si ningún candidato presidencial obtiene más del 50% de los votos o al menos el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo, se realizará una segunda vuelta el 19 de octubre, un escenario inédito en la historia reciente del país.

Entre los ocho candidatos presidenciales, destacaron dos figuras de la oposición: Samuel Doria Medina, empresario de centro-derecha y líder de la alianza Unidad, y Jorge “Tuto” Quiroga, expresidente (2001-2002) y candidato conservador. Las encuestas previas a los comicios mostraron a ambos en un empate técnico, con apoyos entre el 19% y el 24,5%. Doria Medina, conocido por su trayectoria empresarial en sectores como el cemento y la restauración, propuso medidas de austeridad, incluyendo la eliminación de subsidios a alimentos y combustibles, para estabilizar la economía. Quiroga, quien asumió la presidencia tras la renuncia de Hugo Banzer, abogó por fortalecer el alineamiento y las relaciones con Estados Unidos y el saqueo neoliberal, impulsando la privatización de las refinerías. Se postuló dos veces sin éxito. Jugó un rol activo en el golpe de 2019, especialmente en las negociaciones que permitieron la proclamación de facto de Jeanine Áñez y en la crisis derivada del golpe de estado a Evo Morales, permitiéndole salir del país. Reclama privatizaciones, acuerdos con el FMI, el regreso de la DEA y privilegios para los grupos agroindustriales y ganaderos

El oficialismo, representado por el MAS, se presentó dividido. Eduardo del Castillo, exministro de Gobierno, fue el candidato oficial del partido, pero su apoyo en las encuestas fue marginal. Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y líder de la alianza Popular, emergió como la principal opción de izquierda tras romper con el MAS. A sus 36 años, Rodríguez, proveniente de regiones cocaleras, buscó consolidar el voto progresista, pero las encuestas lo situaron por debajo del 14%.

La división del MAS se profundizó por la exclusión de Evo Morales, inhabilitado por el Tribunal Constitucional Plurinacional para postularse debido a límites de reelección. Morales, quien gobernó de 2006 a 2019, llamó a sus seguidores a votar nulo, una campaña que, según estimaciones, podría alcanzar hasta el 14% de los sufragios. La jornada electoral estará marcada por tensiones.

El gobierno alertó sobre intentos de sectores ligados a Morales de “convulsionar” el proceso, incluyendo amenazas de bloquear carreteras o quemar urnas. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) implementó el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) para garantizar transparencia, con resultados preliminares difundidos a partir de las 21:00 hrs. Catorce misiones internacionales, lideradas por la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos, supervisaran el proceso.

El voto es obligatorio en Bolivia, y los ciudadanos identifican como los principales problemas del país a la crisis económica, con un crecimiento del PIB de solo 0,73% en 2024 y una inflación cercana al 10%, así como la escasez de combustibles y el desempleo. La exclusión de Morales y la renuncia de Luis Arce a la reelección, debido a su baja popularidad, dejaron al MAS sin figuras de relieve y carismáticas.

Un triunfo de la oposición podría reorientar la política exterior boliviana, fortaleciendo lazos con Estados Unidos e Israel, y abrir la puerta a la inversión extranjera en recursos estratégicos. Sin embargo, las propuestas de austeridad de los candidatos conservadores han generado temores de protestas sociales, especialmente entre comunidades indígenas y rurales.

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