24 Ago 2025, Dom

El despliegue militar estadounidense en el Caribe, específicamente frente a las costas de Venezuela, ha despertado una mezcla de apoyo y preocupación entre los gobiernos de la región. La reciente orden del presidente Trump de enviar destructores de misiles guiados ha sido recibida con elogios por parte de Trinidad y Tobago, cuyas autoridades han declarado su disposición a colaborar en la lucha contra el narcotráfico.

La primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, ha sido clara al manifestar su apoyo a la misión militar estadounidense, asegurando que su país está preparado para actuar si el régimen de Nicolás Maduro intenta amenazar a su vecino, Guyana. “Siempre hemos tenido buenas relaciones con Venezuela, pero la seguridad de nuestros ciudadanos es primordial”, afirmó en un comunicado.

El trasfondo del despliegue se encuentra en la creciente violencia provocada por las pandillas y el narcotráfico, que ha llevado a Trinidad y Tobago a registrar la tasa de homicidios más alta de su historia. Casi el 45% de los asesinatos en el país están relacionados con el crimen organizado, lo que ha reforzado la justificación para aceptar la ayuda militar estadounidense.

Sin embargo, no todos los gobiernos caribeños han tomado partido. La respuesta unificada de la Comunidad del Caribe (CARICOM) aún está pendiente, lo que podría reflejar las tensiones internas y diferentes posturas sobre la soberanía y la intervención extranjera. Algunos gobiernos siguen apoyando al mandatario venezolano, mientras que otros consideran la escala de violencia como una amenaza directa a su seguridad.

Persad-Bissessar ha enfatizado que el verdadero temor proviene de quienes están involucrados en actividades delictivas y ha desestimado las críticas hacia la presencia militar estadounidense como exageradas. Además, ha recalcado que su país no ha recibido solicitudes para permitir acciones militares contra Venezuela, lo que sugiere un enfoque más diplomático.

En este complejo escenario, queda por ver si el despliegue militar estadounidense realmente contribuirá a la estabilidad de la región o si, por el contrario, generará un aumento de la tensión y la hostilidad, afectando aún más la ya frágil situación en el Caribe.

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