La OTAN se enfrenta a nuevos desafíos en el espacio aéreo de Europa del Este. Este jueves, una misión de vigilancia aérea en Lituania tuvo que intervenir tras detectar la presencia de cinco cazas rusos sobrevolando las inmediaciones de su espacio aéreo. En un contexto marcado por un aumento en las incursiones rusas en Polonia, Estonia y Rumania, la respuesta de la alianza no se hizo esperar.
Los cazas húngaros, parte de la misión de policía aérea del Báltico, despegaron desde base de Siauliai, donde operan también fuerzas españolas, para interceptar a los aviones rusos. Si bien la OTAN no ha proporcionado detalles adicionales sobre el incidente, lo que sí se destaca es el compromiso de la organización con la defensa de los países bálticos y su flanco este.
El mar Báltico y el mar Negro han sido escenarios habituales de este tipo de operaciones, pero las recientes incursiones rusas, en particular la del encuentro en Estonia donde cazas Mig-31 sobrevolaron territorio aliado durante 12 minutos, han elevado la tensión. Mark Rutte, secretario general de la OTAN, defendió la actuación de la alianza, subrayando que las aeronaves rusas no representaron una amenaza directa en este caso.
La situación ha reavivado el debate sobre las acciones a tomar frente a las incursiones en el espacio aéreo aliado. Polonia ha señalado su intención de actuar sin contemplaciones, mientras Rutte dejó entrever que la OTAN podría derribar aviones rusos “si es necesario”, aunque ambas acciones están sujetas a estrictos protocolos.