9 Oct 2025, Jue

¿Redes Sociales? El lado oscuro en la mente adolescente

Las redes sociales son parte central de la vida adolescente, pero su impacto va más allá de lo visible. El diseño algorítmico prioriza la permanencia en pantalla y la búsqueda constante de estímulos, condicionando emociones y conductas. Psiquiatras infantiles alertan que este mecanismo incide en cómo los jóvenes construyen su identidad, se comparan con los demás y gestionan la frustración. La ciencia empieza a descifrar cómo los algoritmos moldean el cerebro en desarrollo.

¿Qué es un algoritmo y por qué importa? Según Andrés Luccisano, psiquiatra infanto-juvenil del Hospital Italiano, un algoritmo “no distingue entre lo positivo y lo negativo: solo amplifica aquello que despierta interés”. En la práctica, eso significa que un adolescente puede ser expuesto de manera reiterada a modelos de belleza, estilos de vida inalcanzables o logros extraordinarios, reforzando comparaciones dañinas.

Autoestima y salud mental en riesgo Fabián Triskier, especialista de Ineco, explica que las redes “idealizan modelos corporales y sociales”, lo que golpea con más fuerza a las adolescentes. A esto se suma el FOMO (fear of missing out), la angustia de quedar excluido de eventos o reuniones. El resultado puede ser ansiedad, depresión y baja autoestima en quienes están formando su identidad.

El anzuelo de la gratificación inmediata Cada “me gusta” activa circuitos de recompensa. Luccisano lo resume: “El placer inmediato es el principal anzuelo que sostiene el consumo”. Triskier agrega que el cerebro adolescente busca naturalmente la gratificación rápida, mientras que la autorregulación emocional madura más tarde. El diseño de las plataformas refuerza ese desequilibrio, dificultando la capacidad de esperar o postergar recompensas.

Impacto en la concentración y el aprendizaje El hábito de estímulos constantes debilita la atención sostenida. Según Triskier, “el hábito de gratificación inmediata afecta el control inhibitorio”, esencial para estudiar o planificar. Luccisano añade que la intolerancia al aburrimiento genera ansiedad: cualquier vacío emocional se llena con otra dosis digital, lo que reduce la motivación y la tolerancia a la frustración.

Estrategias para un uso más saludable Los expertos coinciden en que la prevención comienza en la infancia. Recomiendan retrasar al máximo la exposición a celulares, limitar su uso en la escuela y supervisar posibles casos de cyberbullying. También sugieren crear “zonas libres de pantallas” en el hogar, establecer límites de tiempo y dialogar con los hijos sobre los contenidos que consumen. Para ambos profesionales, la clave es promover autonomía emocional y pensamiento crítico. “La autonomía no se compra: se construye desde la infancia”, remarca Luccisano. Triskier, en sintonía, advierte que el mundo virtual no es un refugio seguro, sino un espacio con riesgos que deben gestionarse.

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