En un giro inesperado de los acontecimientos, Cristián Valenzuela, asesor principal del candidato presidencial José Antonio Kast, ha despertado la controversia al calificar de “parásitos” a los empleados públicos en su reciente columna publicada en El Mercurio. Lo curioso es que Valenzuela continúa formando parte del Sistema de Alta Dirección Pública (SADP), donde desempeña un rol como “profesional experto” y, a cambio, recibe una remuneración de hasta 2,3 millones de pesos mensuales.
Esta situación provoca una serie de cuestionamientos sobre la ética y la coherencia en su discurso, dado que Valenzuela, que critica a aquellos que, según él, acceden a cargos sin mérito, ha estado directamente vinculado a cargos y financiamiento estatal a lo largo de su trayectoria.
En su columna “Parásitos”, el asesor de Kast edificó un argumento fuerte contra la burocracia estatal, argumentando que muchos funcionarios se benefician sin haber demostrado competencia real. Sin embargo, su papel en el SADP y su remuneración están en contradicción con esas afirmaciones. Valenzuela no está solo en este entramado; en el panel del SADP también participan figuras como Carmen Soza, asociada a Ideas Republicanas, y Sebastián Figueroa, director ejecutivo de Acción Republicana, quienes también gozan de ingresos similares.
El debate se intensifica al considerar que, mientras critican el acceso a cargos públicos, ellos mismos están en posiciones de evaluación y selección dentro del sistema público del que dicen despotricar.