El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado entrever la posibilidad de expulsar al conocido empresario Elon Musk tras sus críticas al nuevo proyecto de ley de presupuesto federal. Las tensiones entre Trump y Musk, que alguna vez fueron aliados, han ido en aumento desde que el fundador de Tesla y SpaceX arremetió contra lo que él denomina la “gran y hermosa ley” del mandatario.
Esta polémica se desató en junio, cuando Musk acusó a los republicanos de dejar de lado su agenda de innovación tecnológica y energías limpias. La situación se tornó más compleja cuando Musk propuso la creación de una nueva fuerza política llamada “Partido América”. En respuesta, Trump mencionó la posibilidad de que la Comisión de Eficacia Gubernamental (DOGE) inicie una revisión de los subsidios que Musk y sus empresas han recibido en el pasado.
Trump, sin perder su característico tono sarcástico, insinuó que Musk podría enfrentarse a serias consecuencias: “Quizás tengamos que imponerle DOGE a Elon. ¿Saben qué es DOGE? Es el monstruo que podría volver y devorar a Elon”. Aseguró que Musk podría tener que cerrar sus empresas si se prescinde de los subsidios gubernamentales.
La controversia ha suscitado diversas reacciones entre republicanos, emprendedores tecnológicos y líderes en la industria automotriz. Algunos sectores conservadores apoyan la postura de Trump, considerándola una defensa contra lo que llaman “chantajes corporativos”. Sin embargo, analistas advierten que una ruptura con Musk podría tener efectos devastadores en la inversión y la transición energética en el país. Mientras tanto, el futuro de Musk en el escenario político estadounidense se vuelve incierto en medio de esta compleja contienda que combina poder, tecnología y una batalla por el control del Partido Republicano.