Marco Enríquez-Ominami, exdiputado y candidato presidencial, ha puesto sobre la mesa una promesa que ha suscitado intensas reacciones: la construcción de un estadio propio para el club Universidad de Chile si logra reunir 10.000 firmas para inscribir su candidatura. Este anuncio fue realizado a través de sus redes sociales a pocos días del aniversario 98 del club, que se celebrará el 24 de mayo.
Enríquez-Ominami, que se declara fanático de la ‘U’, expresó su compromiso de formalizar esta propuesta ante notario, asegurando: “Si ese día llegamos a las 10.000 firmas de patrocinantes, me comprometo ante notario con el mayor sueño azul: un estadio para la U en 2030”. Sin embargo, su oferta ha encontrado un eco negativo entre los hinchas, muchos de los cuales han criticado abiertamente la utilización del club como plataforma para fines políticos.
Varios usuarios en redes sociales han calificado la propuesta de Enríquez-Ominami como un acto de oportunismo, señalando que “con el nombre de la Universidad de Chile no se juega”. Este descontento entre la afición pone en relieve la complejidad de la relación entre el deporte y la política, especialmente cuando se trata de promesas que pueden ser vistas como irreales o manipuladoras.
En el contexto más amplio, esta propuesta no es aislada. Enríquez-Ominami también ha planteado ideas como liberar los derechos de transmisión televisiva del Campeonato Nacional, buscando generar un impacto positivo en el ámbito deportivo más allá de su carrera política. Sin embargo, si logra finalmente inscribir su candidatura, igualará el récord de cuatro postulaciones presidenciales, compartiendo este logro con figuras históricas como Salvador Allende y Carlos Ibáñez del Campo.