Por larespuestacl 
Guyana, el único país de habla inglesa de América del Sur, se prepara para unas elecciones generales el próximo 1 de septiembre. Estos comicios llegan en un contexto tenso debido a las disputas territoriales con Venezuela y la gestión de sus inmensas reservas petroleras, que han despertado el interés y la preocupación tanto a nivel nacional como internacional.
Esta antigua colonia británica, cuya capital es Georgetown, se independizó en 1966 y es miembro de la Commonwealth. Con una población de más de 800,000 habitantes, Guyana se caracteriza por su diversidad étnica, con tornos marcados entre las comunidades de descendencia india, africana e indígena.
El actual presidente, Irfaan Ali, candidato a la reelección, representa al Partido Popular Progresista, que cuenta con un sólido respaldo de la comunidad india. Desde 2020, la nación ha enfrentado desafíos en su proceso electoral, evidenciado por un retraso de cinco meses en la proclamación oficial de su victoria por parte de la comisión electoral.
La bonanza petrolera de Guyana se ha traducido en un crecimiento económico espectacular. Desde el descubrimiento de más de 11,000 millones de barriles de petróleo por ExxonMobil, la nación ha visto cómo su producción diaria alcanza los 650,000 barriles, con proyecciones de duplicarse para 2030.
Sin embargo, a pesar del crecimiento, el impacto tangible en la reducción de la pobreza sigue siendo incierto. Según el Banco Mundial, el porcentaje de la población que vive con menos de 5,50 dólares al día ha disminuido, pero la pobreza sigue siendo un problema importante.
El conflicto territorial con Venezuela sobre la región del Esequibo añade una capa adicional de complejidad a la situación en Guyana. Esta disputa ha resurgido con fuerza, impulsada por el interés en los recursos petroleros de la región, desafiando no solo la soberanía de Guyana, sino también la estabilidad de la región.