En un giro inesperado de los acontecimientos políticos de Francia, el primer ministro François Bayrou ha perdido el voto de confianza en la Asamblea Nacional. Con 194 votos a favor y 364 en contra, Bayrou se ve obligado a presentar su dimisión al presidente Emmanuel Macron. Esta es la primera vez en la historia de la Quinta República que un gobierno cae en una moción de confianza.
El controvertido plan de recortes anunciado en julio por Bayrou, que incluía la supresión de dos días festivos y un ahorro de hasta 44.000 millones de euros, fue el catalizador del malestar social en el país. En medio de un clima de tensión, la jornada de protestas denominada “Bloqueemos todo” está programada para este miércoles, reflejando el descontento popular.
La presión ahora recae sobre Macron, quien debe decidir si convocar nuevas elecciones legislativas anticipadas o designar un nuevo primer ministro. Ambos escenarios presentan riesgos considerables. Según Mathieu Gallard, del instituto de sondeos Ipsos, la crisis podría persistir incluso con nuevas elecciones, ya que ninguno de los bloques políticos actuales goza del apoyo necesario para obtener una mayoría clara en la Asamblea Nacional.
Destacadas figuras de la oposición ya han manifestado su interés en la convocatoria rápida de elecciones. Por su parte, Macron busca una solución que incluya a la izquierda, en un intento por lograr estabilidad política. Los posibles sucesores de Bayrou incluyen ministros actuales como Sébastien Lecornu (Defensa), Éric Lombard (Economía) y Gérald Darmanin (Justicia), entre otros.
Los movimientos políticos en Francia están generando nerviosismo en los mercados financieros, especialmente con la inminente calificación de deuda soberana que anunciará Fitch. Un nuevo gobierno tiene en su agenda la compleja tarea de satisfacer las demandas de una oposición fragmentada y de un electorado cada vez más escéptico.
La caída del gobierno de Bayrou, marcado también por el escándalo Bétharram, que investiga agresiones físicas y sexuales en un colegio católico, no solo ha tenido consecuencias políticas que pueden afectar a Macron, sino que también ha reabierto heridas sociales que todavía no han sanado.