Este lunes 22 de septiembre de 2025, la Asamblea General de la ONU en Nueva York será el escenario de una cumbre especial dedicada a la guerra en la Franja de Gaza. Esta reunión es una continuación del proyecto diplomático que Francia y Arabia Saudita han estado liderando, con el objetivo de reactivar la solución de dos Estados, donde Israel y Palestina coexistirían en paz.
En este contexto, más de 145 miembros de la ONU, entre ellos Francia, Canadá y el Reino Unido, se unirán al reconocimiento de Palestina como Estado, un gesto que surge tras la devastadora campaña militar israelí en Gaza, que según cifras de Hamás ha causado más de 65,000 muertes, aunque muchos analistas sugieren que la cifra real podría ser aún mayor.
Un informe reciente de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU concluyó que Israel está cometiendo genocidio en Gaza, pero este hallazgo ha sido rechazado por Israel y su aliado, Estados Unidos, quienes afirman que reconocer a Palestina sería una ‘recompensa al terrorismo’.
Sin embargo, el reconocimiento de un Estado palestino no se presenta como un bálsamo milagroso. Expertos advierten que tal declaración podría no cambiar la dinámica actual de violencia y sufrimiento. Inés Abdel Razek del Instituto Palestino para la Diplomacia Pública, ha indicado que los gestos simbólicos carecen de sustancia si no se acompañan de acciones concretas que mejoren la situación en terreno.
Por otro lado, la posibilidad de que Israel reaccione agresivamente a estos reconocimientos es preocupante. El primer ministro Netanyahu ha sido claro al afirmar que ‘no habrá un Estado palestino’, y su historial sugiere que podría intensificar las hostilidades en respuesta.
El reconocimiento de Palestina podría ser solo un primer paso. En términos diplomáticos, podría establecer un terreno más sólido para negociaciones futuras. Sin embargo, como observan los expertos, el verdadero desafío comienza después del reconocimiento, y las medidas efectivas deben ser parte del paquete completo para lograr la paz que tanto se busca.
Mientras tanto, la comunidad internacional parece dividirse entre esos gestos simbólicos y las exigencias de acciones tangibles que continúen presionando por una solución sostenible.