La pobreza en la población urbana de Argentina ha mostrado una notable mejoría, situándose en un 31,6% durante el primer semestre de 2025. Esta cifra representa una disminución de 6,5 puntos porcentuales en comparación con la segunda mitad de 2024, según el informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
El índice de indigencia también ha bajado, alcanzando un 6,9%, lo que significa 1,3 puntos menos respecto al semestre anterior. Estos datos marcan el nivel más bajo de pobreza desde la primera mitad de 2018, lo que podría insinuar una tendencia positiva en el futuro.
Si analizamos la situación de los niños menores de 14 años, la pobreza es alarmante, con una tasa que llega al 45,4% y una indigencia del 10%. Este es un recordatorio de que, a pesar de los avances, los más vulnerables siguen siendo los más afectados.
La medición se centra en 31 centros urbanos, abarcando a 29,9 millones de personas de un total de aproximadamente 47 millones en el país. En la primera mitad de 2024, la pobreza había alcanzado un asombroso 52,9%, la cifra más alta desde 2003, gracias a un cóctel de ajustes económicos y alta inflación que marcó el inicio de la gestión de Javier Milei.
La mejoría en la pobreza está directamente relacionada con la desaceleración de la inflación, que pasó de un alarmante 117,8% interanual en diciembre de 2024 a un más controlado 39,4% en junio de 2025. Este cambio ha permitido un incremento en los ingresos familiares, que crecieron un 26,3% en promedio.
No obstante, la medición oficial tiene limitaciones significativas: no incluye gastos de alquiler ni toma en cuenta el acceso a servicios básicos como agua potable o educación, lo que plantea interrogantes sobre la realidad económica en el país.
La situación en Argentina recuerda la crisis económica de 2002, cuando la pobreza alcanzó su pico más alto de 57,5%. Aunque los datos actuales son alentadores, queda mucho camino por recorrer para alcanzar un futuro más equitativo.