En Chicago, el rostro visible de la agresiva campaña migratoria del presidente Trump es Gregory Bovino, un veterano de la Patrulla Fronteriza que lidera una ofensiva que recuerda más a un estado de sitio que a una política migratoria. Las tácticas de Bovino, quien no oculta su presencia como sus hombres, han generado tensiones en una ciudad que lucha por mantener un equilibrio entre la seguridad y los derechos de sus habitantes.
Bovino, de 55 años, se destaca como jefe de patrulla del sector El Centro, y ha llevado su escuadra de fuerzas federales, cuyas tácticas han sido vistas como autoritarias y alineadas con la agenda del presidente. Su apodo podría ser “el hombre del caos”, ya que no teme enfrentar a quienes se opongan a su misión, declarando que su objetivo es “implementar la ley” sin importar las objeciones locales. El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, ha criticado abiertamente a Bovino y a la administración Trump, sugiriendo que su estrategia sólo busca sembrar desorden para consolidar poder.
Las intervenciones de Bovino han incluido redadas en sitios públicos y acciones que han sido vistos por muchos como abuso de poder. Con la Guardia Nacional de Texas a su disposición, el gobierno federal ha justificado estas medidas como necesarias para combatir lo que Trump describe como “zonas de guerra”. Sin embargo, sus afirmaciones de que se enfrenta a “caos catastrófico” han sido puestas en duda, dado que las tácticas parecen más enfocadas en intimidar que en proteger.
Además de la resistencia de los funcionarios locales, la retórica de Bovino también ha alimentado un clima de hostilidad. A pesar de los intentos del alcalde Brandon Johnson de frenar las tácticas de Bovino, este se ha mantenido firme en su postura, lo que ha llevado a tensiones crecientes en las calles de Chicago. La llegada de Bovino no hace más que intensificar la polarización entre las autoridades locales y la administración federal.
Con una trayectoria que abarca casi tres décadas, el hecho de que Bovino ocupe la primera línea en esta controversia muestra no solo su influencia sino también las preocupaciones sobre el futuro de las políticas migratorias en EE.UU. Mientras Chicago se transforma en un campo de batalla en la guerra política, la figura de Bovino se erige como un símbolo de la lucha por el control y la autoridad en un país cada vez más dividido.