El pasado domingo 12, Evelyn Matthei tomó una decisión trascendental. En un ambiente íntimo, junto a su equipo y preparando el debate del martes en Enade, planteó la necesidad de cerrar las tensiones con José Antonio Kast. Este gesto, lejos de las redes sociales o comunicados fríos, fue un mano a mano que dejó a muchos con la boca abierta. “Acepto las disculpas, te perdono y doy vuelta la página”, fueron sus palabras en un evento ante empresarios y ejecutivos.
Tras esta reconciliación aparentemente cordial, Matthei dejó claro que no se siente inclinada a votar por alguien que represente la continuidad del gobierno actual, en clara alusión a Kast. Esta ambigüedad ha sido interpretada como un guiño de apoyo, un juego de palabras que provoca todavía más fricciones dentro de la coalición de Chile Vamos, que sigue sufriendo por una relación tensa con los republicanos.
El mismo martes 14, el comité de Matthei se mostró indignado por una columna de Cristián Valenzuela, asesor de Kast, que descalificaba a diversas fuerzas políticas. Las críticas fueron contundentes, y el presidente de Renovación Nacional, Rodrigo Galilea, exigió detener este ciclo de ataques.
A pesar del apretón de manos entre Kast y Matthei al finalizar la Enade, la paz fue efímera. La reacción de la secretaria general de los republicanos no se hizo esperar, afirmando que Jaime Guzmán, fundador de la UDI, votaría por Kast. Esta afirmación desató nuevamente tensiones, con Matthei respondiendo que no se puede saber lo que piensa un difunto.
Con la mirada puesta en las elecciones, la interrogante persiste: ¿logrará Matthei establecer una colaboración con Kast si ambos superan la segunda vuelta? Las discusiones sobre una posible alianza aún no son formales ni definitivas. Si bien hay un deseo de unidad, los ecos de las recientes polémicas amenazan con debilitar cualquier posible asociación futura.

