Por larespuestacl 
Tres valientes sobrevivientes de abuso sexual han dado un paso al frente, acusando al cardenal Robert Prevost, ex obispo de Chiclayo, Perú, de encubrir atrocidades cometidas por un sacerdote que admitió los cargos en su contra. Este dramático relato fue difundido por Cuarto Poder y ha sacudido las estructuras de la iglesia.
Una de las denunciantes, Ana María Quispe, quien formaba parte del grupo de infancia misionera, compartió su desgarradora experiencia. A la edad de 9 años, fue víctima de abuso en una casa parroquial. Su madre, sin saber lo que ocurriría, le pidió que llevara un pastel al padre Eleuterio, pero fue Ricardo Yesquen, otro sacerdote, quien la recibió y la sometió a una agresión que cambió su vida.
Otra sobreviviente, quien prefirió mantenerse en el anonimato, también relató su horrorosa experiencia en Cueva Blanca, donde un sacerdote la abusó cuando tenía 11 años. A pesar de que ambos abusadores reconocieron sus actos ante Prevost, este tomó la controvertida decisión de simplemente cambiar al agresor de sede, omitiendo así sanciones significativas.
La diócesis de Chiclayo ha comunicado que ha delegado la investigación previa a la Santa Sede. Sin embargo, lo que se está convirtiendo en una falta de acción ha dejado a las sobrevivientes frustradas, ya que hasta ahora les ha sido negado el acceso a un abogado canónico.
Las denuncias recientes han reabierto el debate sobre la influencia y el deber de la iglesia en estos casos. En medio de la presión social, la Santa Sede envió una misión especial a Perú en julio de 2023 para investigar el Sodalicio de Vida Cristiana, un grupo ya conocido por su implicación en escándalos de abusos sexuales.